Los gobiernos, en tanto principales actores en la formulación de políticas públicas, deben de considerar tener programas para asegurar la protección frente al desempleo y la formación permanente de los trabajadores.
Los países no invierten lo suficiente para prepararse resilientemente contra las consecuencias de los fenómenos naturales vinculados con el cambio climático.
El calentamiento global es una realidad y los esfuerzos de los países para su mitigación requieren de la participación de toda la sociedad, en sentido amplio.
La sequía puede ser un factor de migración, y los grandes desplazamientos tienen efectos en el desarrollo urbano, los mercados inmobiliarios y hasta en las proyecciones del sistema financiero internacional, y la certidumbre crediticia de los bancos.